lunes, 3 de agosto de 2009


De acuerdo al Feng Shui el dormitorio es el lugar de la intimidad personal, un santuario donde retirarse para lograr descanso físico a través del sueño, pero también el espacio para lograr la desconexión más profunda que solo proporcionan la meditación y la práctica espiritual. Por supuesto, en un mundo ideal todos tendríamos grandes casas con habitaciones de sobra y, por tanto, una habitación especial para este fin. De hecho, si vive sólo o le sobran habitaciones no las dedique a cuarto de invitados sino a cuarto de meditación o a estudio. Disfrute de su espacio y úselo para expandir sus logros y su energía. Pero en un piso como suele ser habitual en las ciudades españolas, presuponer tanto espacio puede ser arriesgado. ¿Es obligatorio tener en el dormitorio esa área de espiritualidad y relaciones? No. Basta con crear la atmósfera que pueda acoger esas actividades Yin, de descanso y reposo interior.

Qué no hacer

Un dormitorio debería evitar los colores demasiado fríos y los excesivamente estimulantes, el efecto de ambos grupos de acuerdo al Feng Shui es el mismo: por exceso o por carencia generan intranquilidad y dificultan el reposo. También debemos evitar todos los elementos activadores. Así que los televisores, ordenadores, fax, peceras y en general todos los que sean dinámicos o generen ruidos deben evitarse. Eso no incluye la radio, el equipo de música o el teléfono. Pero si la bicicleta estática, la tabla de flexiones y demás objetos que nos recuerden actividades muy dinámicas.

Tampoco es recomendable que estén a la vista papeles desordenados, elementos de trabajo acabado o inacabado, recordatorios de citas, formularios de Hacienda, etc... Todos estos puntos han sido observados por mi en casa de mis clientes durante mis consultas. Son casos reales y su efecto es contraproducente para el sueño, la capacidad de recuperación y tienen un efecto negativo sobre la vitalidad de los que duermen en la habitación de forma permanente a medio y largo plazo.

Evitar a toda costa

Ahora hay varios puntos que no por frecuentes son menos perjudiciales y que deberíamos evitar siempre que sea posible, modificando las circunstancias precisas para lograrlo.

Espejos

No debería haber espejos apuntando directamente hacia la cama. Es decir, que si tumbado o reclinado en la cama puedo verme reflejado deberíamos tapar el espejo o, mejor aún, cambiarlo de lugar. En cualquier otro punto del dormitorio un espejo no generará problemas, salvo que tengamos una asociación emocional negativa con el objeto o este se encuentre roto o en mal estado.

Ausencia de cabecero

Aunque sea una costumbre muy implantada la ausencia de cabecero sólido es un problema porque tiende a crear inestabilidad y genera a largo plazo, agotamiento físico y emocional. Esto incluye las telas colgadas, los cojines como barrera e, incluso, los cabeceros metálicos. El cabecero puede ir o no unido al cuerpo de la cama y no tiene porque ser elaborado, puede ser sencillo: una madera o madera forrada con tela son suficientes.

Cama bajo ventana, claraboya

O directamente frente a la puerta de la habitación. Casos muy frecuentes, pero que influyen en generar una sensación de vacío o pesadez mental al despertarse. Dificultad de concentrarse, agotamiento excesivo o fuerte nerviosismo son otros síntomas. Es debido al flujo del Chi –la energía vital- que se mueve dentro de los espacios siguiendo las mismas leyes físicas que el agua o el viento (Feng Shui). Por tanto, una cama bajo una ventana o frente a una puerta está sometida a una fuerte corriente de Chi y el resultado es un gran desgaste energético. Pruebe a dormir en otra posición o en otra habitación durante al menos una semana para verificar si los problemas está o no causados por la posición de la cama.

Como lograr una alcoba armoniosa

¿Y cómo es la alcoba ideal? Según el Feng Shui debería tener una cama no demasiado pequeña, que estuviera centrada en la habitación con elementos de apoyo a cada lado, luces cálidas y colores suaves.

Los elementos a los lados, pueden ser mesillas o similar, no tienen porque ser iguales o simétricas, pero si armoniosas y una de cada lado. Lo ideal es que sobre cada una haya un punto de luz –nuevamente no tienen porque ser iguales- que permitan estar encendidos sin molestar al otro lado de la cama. Es importante resaltar que estos puntos son tanto para quien vive en pareja, como para quien quiere vivir en pareja, pero también para quien viviendo solo y no deseando emparejarse desee estabilidad, vitalidad constante y una buena salud. Un buen dormitorio es la base para estos logros.

Los colores más adecuados son los pasteles suaves o colores no estridentes que generen asentamiento y tranquilidad: beige, blanco ostra, colores terrosos, vainilla, limón, verdes y violetas suaves que romperemos para crear un equilibrio a través del uso de los complementos: colcha, edredones, cuadros, muebles, etc. Los elementos tierra como alfombras son bienvenidos, así como baúles o bancos a los pies de la cama o si es posible un buen piecero.

Las luces idealmente no deberían ser sólo de techo, sino tener múltiples puntos dentro de la habitación: lámparas de pie, de sobremesa, luces graduables que permitan crear distintas atmósferas según el momento: intimidad física, sueño profundo, actividades relajadas como leer u oír música. O como comentábamos al inicio, meditar. La luz es un elemento que permite marcar diferentes espacios incluso cuando este es compartido. El dormitorio debería ser un lugar de contacto con el Yo interior más profundo tanto a través del sueño como de la espiritualidad. Es el lugar donde estamos más desprotegidos al confiarnos completamente al sueño y donde recuperamos el Chi que nos permitirá tener un nuevo día de actividad plena y satisfactoria.

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